Después de unos cuantos años trabajando para el mercado inglés, Alan Moore da el salto a los USA de la mano de una emergente DC que le pone al mando de la serie Swamp Thing (número 20, 1984), una serie que, tras su época de gloria vivida una década antes de la mano de sus creadores, Bernie Wrightson y Len Wein, pasaba por una etapa más bien olvidable. Su éxito de crítica le animó a presentar una propuesta de maxiserie titulada Watchmen con personajes de la editorial Charlton, que DC acababa de adquirir. Pese al agrado con el que recibió Dick Giordano la propuesta, invitó a Moore a realizar la historias con personajes de creación propia, ya que DC tenía en mente relanzar algunos de estos personajes (The Question, Captain Atom o Blue Beetle) tras la tábula rasa que supuso Crisis en Tierras Infinitas (1985), y la historia que proponía el guionista inhabilitaba a la mayoría de los personajes para su futura utilización.
Y aquí empezó todo.
La historia se situa en una realidad alternativa donde los americanos habían ganado la guerra del Vietnam gracias a la ayuda de algunos héroes-superhombres. Tras una época de temor y odio hacia ellos, tuvieron que abandonar su rol como vigilantes enmascarados o trabajar directamente para el gobierno americano. Ahora, la alargada sombra de una posible guerra nuclear entre soviéticos y americanos se cierne sobre el mundo, lo que se une a la extraña desaparición de alguna de las mentes más preclaras de la época y a la muerte de uno de estos enmascarados (el Comediante) de forma misteriosa.
El punto fuerte de este trabajo se encuentra en la estructura diseñada por el guionista, nada de lo que pasa en la obra es al azar. Todo tiene su sentido y su razón de ser, sólo hay que esperar y ver como las piezas van cayendo y conformando un puzzle perfecto. Las nueve viñetas por página, los símbolos recurrentes (desde los smiles manchados de sangre hasta las pintadas en las paredes pasando por los relojes de todo tipo), la precisión y la simetría a la hora de confeccionar la serie han quedado como uno de los grandes logros del noveno arte.
Este cómic es uno de esos que gana con cada lectura. Desde la primera lectura, donde lo que nos interesa es saber quién mató al comediante, hasta las posteriores donde empezamos a entender las motivaciones de cada personaje, cuyo desarrollo y complejidad se convierte en otro de los puntos fuertes de la obra, y a fijarnos en la infinidad de detalles que Moore y Gibbons ponen en cada hoja, en cada viñeta.
En definitiva, una de las obras maestras del cómic book americano que marcó un antes y un después en el medio.
Debido a la importancia que adquirió el autor con esta y otras obras tan importantes como estas (la misma Swamp Thing, V de Vendeta, Promethea, From Hell o Lost Girls), podemos encontrar referencias a la obra en diversos libros teóricos como Alan Moore: El Señor del Tiempo (VV AA, Globar, 1996), Alan Moor: Magia y Precisión (Franciso Naranjo, sins entido, 2004) o Watchmen (Rafa Marin, Dolmen, 2009).
Por supuesto, la importancia de esta obra, y pese a la dificultad de su adaptación a otros medios, ha hecho que tengamos versión cinematográfica a cargo del director Zack Snyder (2009).
Por último, y ya en 2012, DC anunció que estaba preparando precuelas de la serie original, lo que creó una gran polémica encabezada por el propio guionista que volvió a reabrir el debate sempiterno de los derechos de autor en las grandes editoriales. Entre los autores implicados en el trabajo, Brian Azzarello, Jae Lee, Adam Hughes, J. M. Straczynski o Darwyn Cooke.
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